
Conocí a Santi y al batería Toni en el campamento militar de Talarn (Conca de Tremp), hacían la mili y yo estaba destinado como sargento de transmisiones. Nos hicimos amigos y me invitaron a muchas de sus fiestas que organizaban en Cadaqués. En aquel campamento también conocí al Duo Radian y a otras glorias musicales de aquellos entonces.
Como nuestra unidad era el CIR nº 9 provisionalmente en Talarn (Lérida) fue trasladada a su lugar predestinado en San Climent de Sasebas, tres leguas al norte de Figueras y muy cerca de la frontera francesa me encontré de maravillas, entre Perpinyá y Cadaqués, con doble vida en Figueras y San Clemente. Mis correrías con los Mustang a Cadaqués se incrementaron y todos los fines de semana me espetaba en la patria chica de Salvador Dalí.
Éramos tan jóvenes… cantaba el Santi en aquel garito de Cadaqués llamado el Rancho. A veces los fines de semana los pasaba en Barcelona y alguna vez dormí en casa de Santi, por el Bario Gótico cerca de la Porta Ferrisa y a tiro de aquel entrañable Jambori de la Plaza Real donde asiduamente tocaba el inimitable Tete Montoliu… Todo esto ocurría a más de cuarenta años vista, por lo menos cuarenta y dos.
Pude saludarle en el camerino del entoldado pero no parecía recordarme, normal. La vida del artista llega a ser tan impersonal que se lo traga la maquinaria de admiradores, discográficas y todo ese mare mágnum horripilante de consumos y encantamientos.
Mi compañero Miguel pudo grabar algunas canciones de su agradable actuación pero el manager mosqueado de ver el vídeo ‘pocapoc putiense’ que no paraba, lo cortó y nuestro cámara hubo de embolicarse la grabadora. Es la Vida, que sigue cortando pero no del todo.
En nuestra iniciada tele digital IBIZA POC A POC TV pondremos esa parte que ha sido posible y que nos encantó. Muy bien Santi que al menos sigues enganchado a las tablas. Otra vez te grabaremos más, si se tercia, y gracias por encantar en Santa Eulalia del Río.
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