lunes, 29 de marzo de 2010

De Portinatx a Benirrás por Sa Cala

La Primavera ha entrado en Ibiza resplandeciendo de color por todos sus rincones, los payeses aprovechan para blanquear sus caseríos que resaltan entre verdes y amarillos punteando el paisaje.

Que belleza y con que calma se ciernen los falcones en el aire. Al fondo el mar de Portinatx confundiéndose con el azul del cielo. Arriba el Sol cayendo al Mar que se lo va tragando entre miles de colores fuertes hasta que las luces del Cielo y de la Tierra se funden en el abrazo de la noche.

Vivir en Portinatx es estar mecido en Naturaleza, su solitario invierno y su despertar primaveral esperando al corto verano que llenará de humanos sus playas y apartamentos vale la pena, aun así aquí los veranos son tranquilos como su clientela, estupendos restaurantes repartidos estratégicamente por los rincones marinos de su costa, se puede uno diluir de placer con su cocina marinera y los paisajes inmediatos a sus calas.

Estos día de Semana Santa se nota un turismo a contra reloj que lo quiere ver todo en una semana pero cuando llegan a San Juan, se paran en el Quiosco, se sientan en la terraza a respirar de sus trajines y pretensiones... y se les calman de golpe todos sus planteamientos anteriores. La tierra hace al hombre y sus gentes son la misma tierra, la armonía resultante es contagiosa y los que llegan locos se vuelven cuerdos, algunos hasta se quedan.

Ahora estamos en vísperas de las fiestas de San Vicente de Sa Cala cuya parroquia mira al Port de Andratx, es una fijación antigua pues los marineros solían lanzar sus llauts a las costas mallorquinas para acarrear los mejores tabacos de Virginia que se fumaban en la Isla, eran los tiempos del estraperlo que ahora a lo más te puedes fumar un cigarrillo de pota que te invite algún payés superviviente.

En Sa Cala hay que subir a la cueva santuario de Escuierans, templo rupestre a nuestra diosa Tanit, subir andandito por la vereda dejando el coche en el recodo de la carretera, os ponéis en marcha a las 10 de la mañana, es un paseo inolvidable además de pisar un camino milenario y a la hora de comer estáis abajo de nuevo totalmente pletóricos de todo lo vivido por semejantes andurriales, y a Sa Cala que es hora de comerse una paella en Can Gat o una parrillada hecha con esos pescados que todavía dan coletazos.

Después de fumar una buena pota con café caleta como Deu mana y unas yerbas del payés solamente queda acabar la tarde en Benirrás y disfrutar de los tambores mientras el Ocaso remataba el día nuevamente.

No hay comentarios: