jueves, 15 de enero de 2009

ENTRE CAS CAMPANÉ Y CAN TONI MARIANO

Esta mañana he vuelto de San Lorenzo por Can Campané, una botiga que hay muy cerca del agroturismo Atzaró y que frecuento principalmente los lunes, miércoles y viernes pero hoy aunque es jueves me ha dado el punto y he acertado pues en la terraza tomándose una cerveza estaban Rosa y Barion, dos amigos del círculo de Las Dalias. Me han invitado a un vino payés y me he sumado en su contemplativo existir.

Rosa es de Alicante, belleza ibérica, de tez blanca, cabellos entre rubio y rojizo y de ademán firme como la fortaleza que le aporta su seguridad. Vive en Can Andreu de no se cuantos y comparte una casa payesa con Malaika, una catalana también joven y de cuyo ayuntamiento podríamos decir aquello de que Dios las cría y Santa Rita de Casia se encargará de concederles la realidad de sus sueños maravillosos.

Rosa es cocinera esporádica en Las Dalias, en los mercadillos de los sábados suele llevar la ‘Jaima’ vendiendo exquisitos dulces marroquíes y escanciando el té moruno característico… en general hace de comodín pues la he visto actuando en múltiples menesteres del mundillo dálico.

Bairon es catalán pero casi no se le nota pues procede del mundo de los feriantes, del más antiguo de los sistemas comerciales que sobreviven en España, conoce a la gente y hace públicas sus experiencias mundana sin pretensiones, es muy leal además de ser del Barça y muy amigo de Kike, camarero de las Dalias y madrileño, el más popular de los camareros del garito. Obviamente Kike milita en filas contrarias al Bairon como seguidor y forofo del Real Madrid y ambos reflejan los arcanos imprescindibles, aquellos que ejercen el equilibrio de los aspectos contrarios en armonía y amistad.

Rosa se ha puesto a contar sus alucinantes aventuras por el Sur de Marruecos, su experiencia en una kasba del desierto vestida de mora, tapándose la cara con un pañuelo y enamorada de un moro lugareño que no pudo superar la dura prueba de libertad que emanaba por todos los poros de Rosa. Es una historia que merece ser escrita.

Barion nos ha contado un guión de cine que tiene en su cabeza y Rosa ha soltado otro muy divertido, obviamente he callado el mío que es un guión de guiones. Así hemos llegado a las dos de la tarde, Vicente Campané ha cerrado el garito y aun hemos aguantado en la terraza otra hora más dándole caña a la ideas.

Finalmente he pasado por el Toni Mariano para recoger unas patatas frescas ibicencas y dos litros de vino payés que le encargué por teléfono y me he vuelto para la Nave más feliz que las libélulas del Pou des Lleó. Esta noche me voy a casa de Turia a ver el Gran Hermano en su penúltima fase y a comernos un esquisito guiso que he preparado con las patatas del Toni Mariano.

¡Paz y Bien!... que diría un viejo amigo mío italiano del siglo XIII.

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