
Desayuné en Can Juanito Sa Vila que es uno de mis garitos preferidos en el barrio, buen pan el de la tostada, me gusta más que el asiduo de Es Pins que ahora como esta cerrado por vacaciones hace que la clientela cambie de costumbre. Llevé el periódico a Turieta pero como aun dormía se lo dejé en la cocina para seguir hacia San Juan donde no hubo sorpresa porque realicé mis deseos.
El día estaba entre sol y nubes, no barruntaba lluvia por lo que arranqué hacia Ibiza Capital que ya hacía tiempo no dejaba a mi serranía subir por las lomas de Dalt Vila, paré en Es Cafetí como norma ritual disfrutando de los patrones, siempre ‘in situ’ y con la eterna alegría de sus ojos.
Mis amigos son castellanos afincados en Ibiza desde aquellos primeros tiempos adlibidinosos, matrimonio cincuentón con hijas, regentan un bar cafetería con tostadas, bocatas de media mañana y clientela liberal et variopinta en la tertulia.
Es Cafetí es mi mentidero favorito en la ciudad, situado frente al Ayuntamiento está lleno de ecos políticos y siempre acabo sumando datos a mi insaciable colección de historias o conociendo almas perdidas por la intramurada Ebusus.

Casualmente encontré a Toni y es rarísimo localizarlo en el bar pues siempre está arriba en su consultorio, tiene una buena clientela que asiste a sus clases y también a meditar. En el salón de meditaciones pasan películas aparentes por las tardes pues digo yo que no solo de pan vive el hombre. Es un lugar auténtico, agradable y clásico de un mundo fuera del tiempo.

Seguí hasta la nave, una legua más allá, y a cocinar mientras me leo "Memoria de mis putas tristes" de García Márquez que hoy te dan con el diario Público a cambio de un euro y medio, eso es cultura y con el placer de un buen noticiero. Novela genial y sobre todo optimista, como su autor.
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