LUNA GRANDE

Ya pasó la Luna Grande que este año ha sido dura, la vi asomar toda enorme y subiendo hacia la vertical, más arriba que nunca y muy seria, era viernes y se me ocurrió llamar al Eli pero no contestó al teléfono aunque daba la llamada.

El sábado fue la fiesta del vino en San Mateo, hacía frío pero sin arredrarnos nos plantamos con la F-18 en la cita anual, llegamos temprano, antes de las seis de la tarde. Los fuegos estaban ya preparados para torrar lo que les echaran. Miguel se puso a trabajar con su cámara mientras yo husmeaba por la barra improvisada y llena de ristras de sobrasada y butifarra, treinta y tres garrafas de treinta y tres bodegueros llenas de vino nuevo que multiplicadas por los 16 litros que hacía cada una había suficiente néctar para engatar al numeroso personal que iba llegando al circo, bueno al polideportivo de San Mateo donde se iban a lidiar torrando y engrasando los internos con el riquísimo tinto ofrecido.

Como no debía entrar al quite de la juerga decidí irme a Es Camp Vell, un restaurante amigo que hay a la entrada del pueblo. Calentito en la chimenea me entretuve leyendo el periódico cuando me di cuenta que estaba lloviendo a cántaros, eché una carrera hasta la moto donde tenía el chubasquero volviendo al garito a esperar que escampara, pero la cosa iba para largo.

La lluvia terminó con el evento pero al menos pudieron aguantar unas horas, la gente se volvía a sus lugares y Miguel llegó al restaurante, hizo unas fotos y cuando volvimos a buscar la moto aprovechando un claro de lluvia se ve que empapada en sus internos gasoliniles no pudo arrancar y la dejamos a buen recaudo volviendo a casa con un taxi, veinte siete euros menos teníamos cuando flanqueábamos la poterna de nuestra nave que al menos estaba bien calentita y a buen recaudo del espantoso temporal que soplaba fuera, agua y viento con las furias de la noche despendoladas.

Me levanto a mediodía del domingo y acabando de desayunar suena el teléfono. Chuty desde Trujillo me comunica que Eli ha muerto.

La noticia me dejó de piedra y eso que la esperaba. Era un viejo muy buen amigo que nos dejo cincuenta años de su vida en los finitos recuerdos. Procuré calmarme, razoné, me conté pero que difícil encajar la lógica indiscutible: Desde que nacemos crecemos con la cuenta atrás.

Quería salir al aire, no tenía moto… salí andando carretera de San Lorenzo adelante, me montó un coche hasta Ca na Pepeta, hice una gestión en el restaurante, llevé el diario a Turia… mi cabeza daba vueltas sin cesar. Me volví para casa de la misma manera pasando el resto del domingo en equilibrio inestable, cualquier vientecillo podría tumbarme. Se puso a llover, estuvo así sin parar hasta la mañana siguiente que salí andando hasta el Toni Mariano donde encontré al Alfredo que me llevó con su furgoneta a buscar la moto en San Mateo para bajarla a un taller de Ibiza.

El martes no me moví del barrio, bajé al Toni Mariano a desayunar y leer la prensa pasando un buen rato con los amigos, solemos frecuentar la botiga al mediodía para comprar comida y entretanto unas cervezas y buena comunicación. Empecé a respirar mejor y los buenos vientos volvieron a encandilarme. Par la tarde llovió y no pude bajar a Ibiza a buscar la F-18 así que lo dejé para el miércoles, hoy.

Ya tengo la máquina a punto y la vida sigue, las patatas con carne que tengo en la olla están a punto y aunque ya ha oscurecido nos vamos a meter unos buenos platos de energía que nos ayuden a superar este valle de lágrimas.

P. S. Me ha llamado Chuty dandome una alegría, Google está haciendo un Trujillo Poc a Poc en plan moderno: vedlo en http://chuty.wordpress.com/ Es bueno que nos copien pues al fin y al cabo trabajamos para el Infinito.

Paz y Bien.