miércoles, 20 de enero de 2010

La tranca de Nicanora

Me disputo entre los Lares dispares dislocando la secuencia pretendida y diferenciada entre los gorgojos de los cantonitas de Saturno.

Escurro mi ánima por los recovecos del compacto y canto que voy de canto por un interminable pasillo de pasadera a los allases de Nicanora.

Que florada mañanera a la espera de nada y libre me libro y salto al alto del serrejón con pintas de la noche anterior. Mientras las comadres cloquean a la vera de lo que se tercie los oscuros golondrinos desmemoriados no se van y quedan prietos en la presa de la artesa campesina.

Que gorda era mi nave para tan poca canal y que prieta encaja en la raja que no pasa si no suelta el asidero saliente de estribor. Y no volvieron nunca más allá de la media tarde y que se guarden muy bien no sea que la Luna les chupe su mirada.

Acabada la zozobra se recorren el trecho en un susto pero a gusto alcanzan la caza de la cacerola.

En bolas terminaron los maitines y gorda fue la peripecia de la vieja Loba.

jueves, 7 de enero de 2010

CALLE TIENDAS

Hoy primer jueves de mes y de año hemos sacado una nueva revista en papel, 16 páginas, colgada en la Red en HTML y PDF http://www.calletiendas.com/periodico/index.html. Estamos de enhorabuena pues CALLE TIENDAS abre una ventana libre donde exponerse a la intemperie.

La tarde está plomiza y fría, cae aguanieve a ratos y se barrunta nevada, España está blanca y a nosotros nos está tocando la borrasca de raspagilón.

Pasados los Reyes Magos por aguas de borrajas comienza la escalada, dura y descalza de posibilidades ante la terrible Crisis enseñoreándose de la península, como aquel fresco gallego que nos soplaba haciéndonos tiritar.

Trujillo en invierno fustiga las entendederas, tienes tiempo de sobra y entre sombra. Negros nubarrones o cenizos cielos de amenazas severas y enteras trombas sin trueno pero tenebrosas se posicionan cual orquesta divina inoculando ideas y colores que solo se sienten si te asientas en el cotarro. Me resisto pero estoy en el agujero bien pa dentro.

Es igual, te sueltas la melena de antaño y susurras el endevant ibicenco que te sigue protegiendo, menos mal que mal no insiste si resistes. Suena un bolero en la radio y la noche va cerrando el atardecer.

Como lo oyes, Radio Tres.