A partir de Cap Nunó la costa es abrupta y cortada por altos acantilados que bordean el circo de Corona o Jardín de los Almendros, floreciendo con la entrada del año y explotando su corta blancura al entrar Febrero. Curona vierte ligeramente al mar por los acantilados de Sa peña Esbarrada, frente a las islas Margaritas y por donde un camino tortuoso y de vértigo te permite acceder a una estrecha franja de tierra, rica en agua que aflora de las rocas chorreando al mar y donde se cultivaban en pequeñas feixas las exquisitas y famosas patatas ibicencas, se ven restos de viviendas muy viejas, casi colgadas entre el mar y los altos.
Si seguimos la costa sobrepasando las islas Margaritas, Ses Balandres y Cala Sardina llegaremos a Sa Punta de ses Torretes y a su vuelta la pequeña Cala de Devall de s´Ais, bajo el acantilado de los citados ayes que según la tradición daban los moros despeñados por los cristianos o vete a saber quienes despeñaban a quien.
Sobre los s´Ais una pequeña franja te lleva a los acantilados contarios donde se contempla Cala Aubarca, esta franja istmo es el comienzo de una pequeña península que penetra acabando en los cabos d´es Mussons y d´Aubarca et donde algunos ignotos seres construyeron una fortificación conocida como Ses Torres den Lluc, una torre ovalada seguida de una muralla de dos metros de ancho reforzada por una torre semicircular saliente, la muralla se pierde pero intuyo que debió cerrar el istmo.
Este terreno está coronado por la cota 401 de Es Camp Vell que separa Santa Inés de Corona y San Mateo d´Aubarca, el Pla d´Aubarca está plantado de viñas entre almendros, higueras y algarrobos, muy buen vino da esta tierra. Es Camp Vell está perfectamente definido en su nombre, Campo Viejo, sobre Ses Casetes que precisamente nos encontramos en medio del camino a Ses Torres den Lluc desde Ubarca y por donde se pueden ver restos de viviendas circulares muy remotas, de ahí Ses Casetes, casitas.
El camino que va subiendo es ancho, adaptado para carros, pasadas Ses Casetes después de unas revueltas enfilamos una recta ligeramente ascendente con una pared larga a la izquierda muy antigua, hay trozos de la calzada curiosamente empedrados con pequeños cantos rodados que me llaman la atención por su finura.
Solamente quedan los basamentos separando y separándose las feixas que posteriormente hicieran los payeses aprovechando ruinas y piedras, en Ibiza la piedra es clave y arte pero la vieja muralla y torres originales marcan perfectamente la diferencia, resplandece su pátina.
Tengo entendido que se hizo una excavación en el torreón ovalado cuyo suelo vaciaron sin encontrar ningún resto humano, ni divino et ni tan siquiera un fragmento de cerámica y allí quedó el inicio de una investigación cuyas memorias descansarán en paz, digo yo, en las oficinas de la necrópolis d´es Puig d´es Mulins.
Es muy posible que las murallas definieran y defendieran su espacio naturalmente defendido por los acantilados, dentro de este castro se podían controlar rebaños más de cabras que de ovejas, buena miel que ya se cosechaba en estos pagos desde remotos tiempos, por Es Camp Vell hemos visto las colmenas primitivas, el enjambre vivía dentro de un tronco vacío asentado en tierra con piedras. Todo ello con el buen vino que dan estos pagos y los cereales de secano en las feixas para el pan humano y alimento para el ganado bien podrían sobrevivir con un mínimo comercio.
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