miércoles, 6 de mayo de 2009

OPUS SPICATUM EN IBIZA


Si viajamos por el interior de la isla y nos fijamos en los estilos constructivos de las paredes que limitan fincas o de las terrazas (feixas) niveladoras de terreno para facilitar cultivos y evitar la erosión, observamos como se alternan las formas en ‘opus spicatum’ y diversas mamposterías. Esta forma espigada de los muros rústicos la encontramos en construcciones más importantes, algún lienzo de la muralla alto medieval de Ibiza está en 'opus spicatum' pero a lo largo y ancho de la Isla podemos contemplar esbeltas torres circulares construidas en espiga las cuales defendían la hacienda familiar y como último recurso en caso de ser invadidos por piratas u otro tipo de intrusos peligrosos se aislaban pudiendo resistir y atacar desde lo alto.

Hacer la cronología de estos bastiones no es fácil pero conocemos otros monumentos en 'opus spicatum' por la Península Ibérica. La primera vez que pude ver una construcción con estas características fue a raíz de conocer en Figueres (Gerona) al insigne erudito local Don Alejandro Deulofeu, tenaz investigador del arte románico ampurdanés con ideas muy propias y casi irrefutables. Visitando San Pere de Roda o San Quirce de Culera vemos las hiladas espigadas en los estratos bajos de sus muros y sí el monasterio es del siglo IX (en sus orígenes) tenemos una fecha que unido a la influencia visigótica del monasterio por sus arcadas en herradura nos llevan a la más Alta Edad Media.

Posteriormente en 1968 y en los riberos trujillanos del río Almonte (Extremadura) descubrimos el impresionante castro del Azuquén de la Villeta con una muralla de 1400 metros de perímetro y sobre la confluencia del río Tozo con el Almonte. El castro se remonta a la Edad del Bronce con restos de todos los tiempos, a destacar varías aras romanas y una necrópolis árabe… et algunos lienzos de su muralla en ‘opus spicatum’ y donde se nos presentan los mismos problemas cronológicos de Ibiza.

Si además de estos datos sumamos los fragmentos de la muralla árabe de Ibiza en ‘opus spicatum’, las torres de defensa que nos traemos entre manos son como mínimo de origen árabe y a prueba de fuego pues en su construcción no hay madera, sus techos son normalmente dos cúpulas de piedra con acceso por un agujero y una escala móvil que se izaba cuando subían quedando totalmente aislados los reductos superiores aunque destrozaran la pequeña puerta de entrada a ras de suelo sería muy difícil apearles de su ‘castillo'.

Las torres han sido usadas por cartagineses, moros y cristianos frente a las invasiones del momento, es muy posible que se comunicaran por humo, caracolas (es corns) o espejos para avisarse de cualquier avistamiento enemigo, de todas maneras la payesía ibicenca tenía sus modos ancestrales de comunicación y a nuestros tiempos ha llegado el UC, grito que reconocía toda la tribu y sigue reconociendo.

Durante la Segunda Guerra Púnica la Isla reforzó su vigilancia con las ‘turris anibalis’ que controlaban una especie de milicia vigilante dependiente de las administraciones generales del estado cartaginés, estas ‘turris anibalis’ perdieron su efectividad con la Pax Romana resucitando con las invasiones islámicas y remozadas por los cristianos conquistadores del año 1235.

Las torres en 'opus spicatum' fueron modelo para las más modernas costeras y las paredes de fincas en 'opus spicatum' nos dan una dispersión cultural que se define en si misma comprobando las zonas más arabizadas en San José, y San Agustín, San Jorge, Ibiza, San Lorenzo de Balafi, Atzaró y Santa Eulalia (el molino árabe de Can Planetes tiene los basamentos en ‘opus spicatum').

Creo que hay torres anteriores a la Edad Media y tal vez estén emparentadas a los talaiot menorquines y los nurages de Cerdeña pues a pesar de las diferencia de hiladas tienen en común la falsa cúpula, una constante para las torres ibicencas de cualquier época. De momento sigue la incógnita.

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