Amanecí al día lloviendo, chapoteaba el agua con gusto sobre la cubierta de la nave, seguí durmiendo hasta que me despertó un rayo de Sol, salté justo cuando en la radio daban las once, me enjaeté justamente y con la gran boina me planté caminando al Toni Mariano "corral de divinidades" porque allí la colla reunida estaba en puro contubernio olímpico, el tiempo se aguantaba sin llover, pillé el diario y desayuné mínimamente aunque más tarde comí clementinas ibicencas de a euro el kilo, buen remate después del café con leche y cobijados bajo la seta butánica que nos mantenía la cabeza caliente y los pies fríos le dábamos al librito y su componenda, por descontado que manteniendo las formas y en su lugar descanso. Es la antigua Josefina, que así llamaban a la vieja y a la botiga que montaran su hijo Toni amb sa dona Eulàlia cuyo hijo o nieto Toni Mariano con Marta son los actuales patronos, han pasado tres generaciones y siempre hubo un toque francés porque la abuela Josefina como había nacido en Argel y sabía hablarlo fue la embajadora de los primeros hipíes que llegaron al territorio carlista d´es Figueral et dio fama in illo tempore con su nombre a la tienda que hoy se conoce simplemente por LE PETIT MARCHÉ DE CAN TONI MARIANO, se vende de todo, alimentos, piensos, butano... y la clientela actual sigue siendo divinamente internacional, variopinta y parte de la gran consecuencia de los resultados logarítmicamente interminables Dios mediante y que no tenemos prisa.
Allí anduvimos y a las dos de la tarde cierre de invierno hasta las cuatro, lapsos que aprovechando la desbandada empleé para enrolarme con la Yadira y el Manel que me retornaron al calor de casa, en nuestra nave y desde donde retecleo el teclado, redundancia que como tal no es válida pero me importa un bledo, punto y aparte pero seguido. 
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