viernes, 17 de octubre de 2008

BALAFI, BAAL Y BALANZAT

Sobretodo en Ibiza laten los arquetipos y si conseguimos captar a la luz rasante sus efluvios se despierta el entendimiento, luz que el gran padre Sol modula sobre los pigmentos ideales supervivientes. La villa de ‘Baalafi’ que debió ser mucho antes de los recuerdos tiene la defensa de su amplitud visual, vertida al Mediodía calienta los fuertes muros de sus casas fortalezas, controladas por la veterana pagesía como defensores de algo que ellos mismos desconocen pero intuyen marcando territorio con los nuevos vecinos: son los ejércitos invisibles de Baal.

Balafi está sobre un camorro en declive y falda de los oteros traseros, sus alforjas cabalgan entre San Lorenzo y Na Pepeta, dos flancos extramuros de una muralla inexistente y puntos de convergencia humana con yantares y tertulias. Ca na Pepeta es cruce con la carretera de Morna y la de San Juan-Ibiza, da nombre al conocido restaurante situado do antaño estuviera una butiga tradicional con el estanco de la parroquia dispersa y conocida como San Lorenzo de Balafi. Al lado, Casa Juanito, Muson de sa Vila nos regala con un tradicional mesón, buen queso y mejor jamón, vino y churrasco, todo a discreción; es mentidero del barrio, alternado de pageses y hipis reciclados, a veces puedes hasta fumarte un porro de pota cuyo ‘exquisito’ olor no pueden aguantarlo ni los canes justicieros, se vuelven locos y agilan con el rabo entre ‘ses camas’. El tercer punto de las faldas baláficas es el cruce de ‘Es Pins’, restaurante muy pagés que van descubriendo los turistas, pues los autóctonos ya hace tiempo que lo vienen disfrutando, pan propio, cocina ibicenca y desayunos iniciáticos. Nada merma en el barrio y todo sigue fluyendo al amor de la costumbre, repeticiones variables marcadas en el reloj de una intensa historia interminable contada por sus piedras y por los taberneros.

El topónimo Balafi esta identificado como fuego del dios, Señor del Fuego y es que sus torres encendían las hogueras para comunicarse con otras y otras, generando una red ‘inalámbrica’ de defensa por toda la Isla y cuyo centro neurálgico era el gran templo de Baal que había en San Miguel, arcángel vencedor de Baal-Cebú o señor de las moscas (en visión cristiana), de la muerte luciferina. La iglesia de San Miguel tiene casi intactas las cuatro paredes originales, torres posteriores aparte; este viejo edificio está en acusado talud exterior por los cuatro costados, perfectamente estribado; la única cara a piedra vista es la de atrás junto al cementerio y frente al Puerto, todo el lienzo fue construido en “opus spicatum” salvo huecos de viejas ventanas, muy curiosas, tapiadas en mampostería.

El Puig de San Miguel se conocía en tiempos árabes como Balad, Baal o señor de la tierra fértil y de ahí viene etimológicamente Balanzat o Balançat que alguien ha traducido como “Señor de la fuente feliz”. Es curioso el patrocinio de las iglesias ex-baalicas, la de San Miguel ya lo hemos visto y la de San Lorenzo esta relacionada con el fuego, en este caso a la parrilla, y es que el fuego y la espiga son la defensa de la fertilidad isleña.

Todas las torres llamadas prediales tienen una constante con los muros de San Miguel y es la obra en espiga de todo su lienzo circular, “opus spicatum” y sus falsas cúpulas interiores servirán de modelo para las modernas torres de defensa costera que no son en espiga. Pero esta es otra historia para nueva entrega.

P.S. Hay un templo a Baal descubierto en las ruinas de Ugarit, conocido en la actualidad como Ras Shamra, “se halla en la costa mediterránea de Siria, a unos 16 Km. al norte de Lataquia y a 40 Km. al suroeste de Antioquía, y frente a la extremidad oriental de Chipre”. Se trata de una reconstrucción pero tiene muchos paralelos con el templo de San Miguel.

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